Al comenzar a escribir estas líneas, recuerdo las palabras de José “Pepe” Mujica, quien dice - haciendo clara referencia al consumismo desmedido de nuestra sociedad- que cuando compramos cosas, un montón de ellas superfluas y que luego tiramos, no lo hacemos con dinero, sino que las pagamos con el tiempo de vida que nos tomó el ganar ese dinero (https://www.youtube.com/watch?v=ykTAh3VVkxU).
Si lo pensamos bien, cada minuto que vivimos, por el sólo hecho de respirar, gastamos segundos de nuestra vida en este mundo. La pregunta que cabe hacerse entonces es, ¿en qué vale la pena gastar, invertir mi vida y tiempo? Muchos estudios nos revelan que la mayoría de las personas queremos ser felices, así como también deseamos que lo sean nuestros hijos y seres queridos. Por lo tanto, lo lógico sería pensar que la mayor parte de nuestro tiempo lo dedicáramos a entender qué es la felicidad, a conocer cómo se logra y, por supuesto, a realizar acciones para obtenerla. El entender esto de la felicidad y cuáles son los caminos que nos llevan a ella, debiéramos hacerlo intensamente durante la infancia, para así el resto de nuestros años dedicarlos a llevar a la práctica las acciones que nos permitan alcanzarla.
¿Qué podemos observar al respecto en nuestro país?, constatamos que los primeros años de sus vidas, nuestros niños y niñas los usan en extensas jornadas en sus colegios, para luego llegar a sus casas a estudiar, a hacer tareas y a jugar algún juego de video o conectarse a alguna red social. Sumemos a esto, que los que viven en grandes ciudades, también gastan bastante tiempo transportándose entre estos dos lugares. Si en sus colegios los niños y niñas aprendieran a hacerse las preguntas correctas para buscar la felicidad, podríamos decir que su tiempo ha sido bien invertido. Me pregunto ¿será así?
¿Y qué pasa con sus padres?, la mayoría está gastando su tiempo en transportarse a sus lugares de trabajo y laborando más de 9 horas diarias, justamente para ganar dinero para dar un buen futuro a sus hijos o para reunir el dinero suficiente para no trabajar tanto y tener tiempo para hacer lo que les gusta y para sus familias.
Qué paradójico suena todo esto, ¿no?, una educación que no nos enseña lo fundamental para nuestras vidas, unos padres que trabajan duro para ganar dinero, con el que pueden comprar muchas cosas, pero no tiempo y menos aún, la vida gastada en obtenerlo.
No parece que estamos invirtiendo muy bien o inteligentemente nuestro tiempo, y aquí viene la última pregunta de este artículo. Entonces, ¿en qué vale la pena invertir nuestro tiempo?
Si pensamos en los últimos estudios de felicidad y bienestar como consejeros de inversión de tiempo, éstos nos sugerirían que nuestro tiempo debiéramos invertirlo en los siguientes “portafolios para la felicidad”:
- Una gran parte del tiempo invertirlo en relaciones de calidad, tanto con la familia, con amigos y con la comunidad.
- Otra parte del tiempo, dedicarlo a cultivar el optimismo, a reír más, a aprecir la vida, la naturaleza, a agradecer lo bueno que nos sucede y a perdonar.
- Siempre es necesario invertir algo de tiempo en cuidar la salud, realizar ejercicio, hacer actividades que calmen la mente, tener contacto con la naturaleza y en practicar la espiritualidad.
- Por último, diversificar nuestro tiempo. Trabajar para vivir y no vivir para trabajar. Hacer del trabajo algo motivante, donde poner en prácticas las propias fortalezas e interactuar con otros. Plantearse metas desafiantes y comprometerse con ellas.